Reconocer los derechos de quienes trabajan en el hogar es esencial para “que viva México” y para “estar unidos”. Con desigualdad estructural en los hogares no hay unidad posible.

Hay muchas brechas de desigualdad en México. Se dan cuando hay una diferencia en el ejercicio de los derechos por condiciones estructurales, ajenas a las personas, por ejemplo del derecho a la educación, a la salud, a la seguridad social, al trabajo.

La situación de las personas que trabajan en el hogar es uno de los ejemplos más claros. La desigualdad en el ejercicio de sus derechos es escandalosa, ofensiva y tiene muchas expresiones.

Para empezar, la gran mayoría son mujeres (91%), nueve de cada diez. También la gran mayoría son migrantes e indígenas.

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