YouthBuild ha probado la eficiencia terminal de un programa que combina la escolaridad con la práctica laboral, de manera que los jóvenes que ya rebasaron la edad para incorporarse a la educación media superior pueden cursar ese ciclo y en un alto porcentaje conseguir un contrato laboral con mejor remuneración salarial.

Un centenar de jóvenes, muchachas y muchachos, van a graduarse en un programa alternativo de formación para jóvenes en rezago educativo grave. La ceremonia muy solemne será en el Instituto Tecnológico de Monterrey, allá en la Sultana del Norte, en la segunda quincena de junio.

En la misma ciudad, uno de los hoteles más lujos del país les ofrecerá un desayuno para celebrar el acontecimiento. El hotel está muy orgulloso de participar en el entrenamiento laboral de los jóvenes. Los invitados especiales serán los periodistas de Monterrey, conductores de televisión, de radio y reporteros para que den testimonio del esfuerzo conjunto de los jóvenes, de los empresarios y de las organizaciones de la sociedad civil que promueven el programa Jóvenes con rumbo.

El problema que intentan solucionar es el que representa la incorporación anual de cerca de un millón jóvenes a la lista de #JóvenesSinSin, o sea esos jóvenes a los que la sociedad ha dejado sin la oportunidad de continuar sus estudios y sin la oportunidad de obtener empleos remunerados por su falta de capacitación y experiencia. Sí trabajan y sí quieren estudiar, pero no hay espacios para muchos de ellos que quedan en empleos informales, precarios e incluso pueden ser víctimas del crimen.

El problema es grave en magnitud: casi 400 mil jóvenes no terminan la secundaria o no siguen adelante al terminar y más de 600 mil jóvenes abandonan los bachilleratos y demás planteles de educación media superior CADA AÑO. Hay muchas razones, en la mayoría de los casos no es por la incapacidad académica de los jóvenes, sino porque no tienen dinero para comprar libros, no les alcanza el ingreso para pagar el transporte, porque la escuela los rechaza y los pretende disciplinar como a niños, aplica sanciones por su forma de vestir o incluso porque el horario de trabajo es incompatible con las horas de clase.

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