Junto con la salud, el ingreso es indispensable para vivir. Permite comer, tener techo, vestido y lo necesario para vivir. La fuente de ingresos de la gran mayoría es su trabajo. Por eso es urgente apoyar con ingreso vital, de manera temporal, a quien pierde su trabajo -formal o informal- en esta pandemia.
 

A mi padre, por todo lo que me dio y me enseñó.

 
Junto con la salud, el ingreso es indispensable para vivir. Permite comer, tener techo, vestido y lo necesario para vivir. La fuente de ingresos de la gran mayoría es su trabajo. Por eso es urgente apoyar con ingreso vital, de manera temporal, a quien pierde su trabajo -formal o informal- en esta pandemia.
 
Ningún gobierno progresista puede abandonar a su suerte a la clase trabajadora, es decir a quienes viven de su trabajo y en esta crisis lo perdieron. Sin ingreso básico no se puede sobrevivir mucho tiempo. Por eso es tan relevante y urgente la propuesta de ingreso vital, básico, temporal y de emergencia. (Ver ingresovital.org).
 
Cuando hay desempleo y se pierden trabajos se incrementa la pobreza. Por eso Coneval, la entidad del Estado responsable de medir pobreza y evaluar programas, pronostica que 9 millones 800 mil personas más caerán en pobreza. Lo más grave es que la pérdida de trabajo afecta más a quienes menos tienen. Coneval también calcula que 31 millones 700 mil personas estarían en pobreza extrema, 10.7 millones más, sin ingreso suficiente para comer.
 
Para Acción Ciudadana Frente a la Pobreza la propuesta de apoyar a quienes menos tienen y más lo requieren es correcta, política, económica y éticamente. El problema es que el gobierno no lo está haciendo.
 
No es válido suponer que ya se apoya al 70% de la población de menor ingreso. Por una sencilla razón, los programas sociales no estaban destinados a personas adultas con trabajos -formales e informales- en zonas urbanas. Esos programas no funcionan para cubrir el ingreso vital a quienes se quedaron sin trabajo.
 
Por ejemplo, el programa más grande, las becas, está destinado -y qué bueno- para que las niñas, niños, adolescentes y jóvenes de hogares en pobreza no dejen la escuela por falta de recursos. Los otros programas tampoco son la respuesta. La transferencia para adultos mayores completa el ingreso de personas mayores de 68 años de edad que ya no pueden trabajar. Igual los apoyos para personas con discapacidad permanente, que tampoco pueden trabajar. O los apoyos a jóvenes que no tienen trabajo.

Sigue leyendo más aquí:

El ingreso es vital