Comunicado No. 3
Julio 27, 2015
Nuevamente los ingresos de la población bajan, otra vez la pobreza aumenta. Esto debe generar indignación y llamar a la acción. Celebrar avances de unas décimas de punto es absurdo. El “objetivo-país” debe ser erradicar la pobreza en esta generación.
Lo que México necesita son cambios de fondo frente a la pobreza y la
desigualdad. Mejoras mínimas combinadas con retrocesos nos dejan igual. Y por eso estamos peor.
Hay 63.8 millones de personas con un ingreso insuficiente para cubrir sus
necesidades básicas. Es poco más de la mitad de la población (53.3%). Son 3 millones más que hace dos años. Entre ellas, hay 24.6 millones de personas, uno de cada cinco mexicanos (20.6%), sin ingreso suficiente para comer. Son 1 millón más que en 2012. No hay nada que festejar.
El diagnóstico debe quedar claro: el factor central del incremento de la pobreza son los bajos ingresos. Lógicamente entonces, el primer cambio de fondo frente a la pobreza debe ser promover la mejora del ingreso. Se requieren nuevas políticas económicas. No bastan los programas sociales.
Los programas sociales pueden reducir carencias. Pero su misión debe ir más allá. Las políticas sociales deben cerrar brechas de desigualdad en el ejercicio de derechos sociales.
Hay que decirlo con fuerza: no necesitamos más programas sociales para “repartir cosas”. Entregar despensas, uniformes, tenis, pisos de cemento, cheques o pantallas de TV no constituye una política social. A partir de la reforma al art. 1o de la Constitución, es obligación de las autoridades garantizar los derechos de la población. La política social debe cumplir esta obligación.