Productividad, sí; pero sin castigar salarios
30 de mayo, 2023
Con datos de los Censos Económicos de 2004 y 2019 es posible demostrar que en grandes empresas ha incrementado sustancialmente su producción, valor agregado e ingresos; sin embargo, los salarios del personal operativo que hacen posible ese crecimiento se han quedado muy por debajo y fuera de proporción.
Es indudable que es necesario mejorar la productividad de los diversos sectores económicos; pues así se genera crecimiento y desarrollo para el país.
Sin embargo, en México aunque la productividad avanza un poco, los salarios están estancados por décadas por lo que hay millones de personas que trabajan y son pobres. Esto es reflejo de que el sistema laboral está mal: es inaceptable que, quienes contribuyen directamente al crecimiento con su mano de obra no reciban el beneficio de su esfuerzo y que el fruto de su trabajo no les permita superar la pobreza.
Con datos de los Censos Económicos de 2004 y 2019, es posible demostrar que en grandes empresas ha incrementado sustancialmente su producción, valor agregado e ingresos; sin embargo, los salarios del personal operativo que hacen posible ese crecimiento, se han quedado muy por debajo y fuera de proporción.
En México hay 10,647 grandes empresas (Censos económicos 2019), que representan el 0.002% sobre un universo de 4.8 millones, pero concentran 40% del personal remunerado, algo así como 6.5 millones de personas ocupadas, y de ellas, 6.1 millones están en puestos operativos como producción, ventas y servicios. Los puestos donde los salarios son más bajos.
Hay 7 sectores que muestran claramente la distancia entre la mejora de los ingresos, la producción y el valor agregado de las grandes empresas, y no así los salarios y remuneraciones, entre 2003 y 2018. Esos sectores concentran el 86% del personal remunerado de las grandes empresas, por lo que su peso en el nivel salarial y las condiciones es muy alto.
Veamos ejemplos de esa desproporción en algunos sectores:
1. Servicios a negocios. Aquí se ubican las empresas de subcontratación para suministro de personal (outsourcing). En el periodo referido tuvieron un incremento de 83% en su producción, 84% en valor agregado y 83% en ingresos, pero el incremento en los salarios del personal operativo fue de menos de la mitad: 34%.
2.Industria de la construcción. La producción se incrementó 67%, su valor agregado 69% y sus ingresos 66%. Mientras que los salarios de su personal operativo subieron 58%.
3.Industria manufacturera. Tienen casi 2.9 millones de personas remuneradas, poco menos de la mitad del total en este estrato de unidades económicas grandes. Ahí la producción se incrementó 76%, el valor agregado 71% y los ingresos 76%, mientras que los salarios del personal operativo subieron 50%.
4.Bancos y aseguradoras. Son las que presentan un menor crecimiento del salario promedio del personal operativo: 28%, mientras que el incremento en ingresos, valor agregado y producción fluctúa en 60%.
Estos indicadores permiten observar que el problema de la productividad no es la causa de los bajos salarios, al menos no en la parte “de arriba” de la economía. Y contradice el discurso predominante de que sin aumentos de productividad no se pueden incrementar los salarios.
Un reciente estudio de McKinsey & Company, de 2019, presentan datos elocuentes sobre la relación entre productividad y salarios.
Cita el texto: “México (…) se enfocó en reformas de demanda y acceso a mercados externos, logrando acelerar el incremento de la productividad en los segmentos modernos de muchas industrias, hasta en 5.6% por año en la década de 2000. Aun así, la demanda se quedó atrás y se estancó. La productividad en la “cola” formada por pequeñas industrias no mejoró, más bien el crecimiento se capitalizó en la parte de las ganancias”
“Por ejemplo, mientras que la productividad en la manufactura se incrementó 1.7% por año entre 2005 y 2015, los salarios se quedaron totalmente estancados”, sostiene McKinsey & Company (Latinamerican missing middles of midsize firms and middle class expending power) .
El estudio agrega que: “El sector automotriz mexicano ofrece otro ejemplo contundente de la divergencia entre productividad y salarios. Su producción ha crecido en promedio 7% por año desde 2006, hasta duplicarse en una década. La productividad laboral (de este sector) se ubica al mismo nivel de los más altos del mundo; sin embargo, en el mismo periodo el salario promedio se redujo”.
En síntesis, en la rama automotriz la productividad se duplicó en 10 años y los salarios no sólo no subieron, sino que se redujeron. Y en el conjunto de la manufactura, la productividad creció y los salarios se quedaron estancados.
Romper el paradigma
La economía mexicana, al menos en su parte “de arriba”, formada por las empresas grandes y medianas, que se caracterizan por ser rentables, dinámicas y competitivas, tiene todas las condiciones para romper el paradigma de precariedad y bajos salarios que invadió como cáncer el sistema laboral.
Es evidente que las expectativas de “crecer para luego distribuir” no se cumplieron y no se cumplirán. El mercado no tiene mecanismos eficientes para enfrentar el control monopólico en la contratación, la corrupción del sindicalismo y de la justicia laboral, las lagunas legales que posibilitaron la subcontratación abusiva y las múltiples prácticas laborales contrarias a los más elementales estándares del derecho humano al trabajo digno, como manda la Constitución.
Y en una mirada hacia el futuro, las condiciones laborales de los “nuevos trabajos” tienden también a debilitar el enfoque de derechos; por ejemplo, al basarse en “trabajos por cuenta propia” a través de plataformas digitales que sustituyen la relación tradicional obrero-patronal, o al promover modelos de horarios flexibles para trabajos independientes (“freelance”).
Desde la sociedad civil, en estos ocho años de trabajo en Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, hemos sido testigos de las posibilidades de avanzar cuando se asume una auténtica responsabilidad social, no sólo declarativa, y se comprende que el trabajo digno, con remuneración suficiente y cumplimiento de derechos, es la única vía sostenible para crecer.
Por eso es tan importante que se asuma el compromiso que impulsa “Empresas e Ingreso Digno” para pagar más de 8,600 pesos, libres al mes, como mínimo e impulsar muchas iniciativas regionales a favor del ingreso digno: México Digno en Chihuahua, Alianza para la Prosperidad en Guanajuato y Coincydes en Jalisco.
NOTA DE LOS GRÁFICOS
Fuente: Elaboración propia con datos INEGI. Censos Económicos 2004 y 2019. Consulta interactiva en el SAIC. Notas: Grandes empresas es el estrato con más de 250 personas ocupadas. Los números entre paréntesis junto al sector de actividad económica corresponden a las claves del SCIAN. Las variables usadas son A111A Producción bruta total, A131A Valor agregado censal, A800A Total de ingresos y J010A Total de salarios al personal de producción, ventas y servicios. El porcentaje de incremento se calculó sobre pesos corrientes.