La urgencia del salario suficiente para superar la pobreza es evidente. No hay argumentos económicos para justificar un salario por debajo del umbral de pobreza. Pero se empiezan a escuchar los mitos que justificaron la política de contención salarial. Buscan posponer la recuperación del salario mínimo (SM).
Para ello a tono con la temporada, recurren a un fantasma. La narrativa del “miedo” basado en la inflación, que es como un zombi, muy a tono con el Halloween. Pero en la realidad es como asustar con el petate del muerto.
No hay evidencia que permita demostrar que incrementar el SM actual tenga un efecto negativo. Y mucho menos que sea factor en la inflación actual. Reto a quienes digan lo contrario a presentar la evidencia (datos, no dogmas). Es al revés: se requiere recuperar ya el SM, pues la canasta básica sube más que los precios en general.
El compromiso asumido por el sector empresarial —al menos por Coparmex— de llegar al monto suficiente para dos canastas básicas antes de terminar el sexenio debe cumplirse. Y el momento oportuno es el ajuste que se aprobará este fin de año. Para evitar la politización esperable del próximo año y porque es factible hacerlo ya.
De entrada, los salarios deben recuperar su valor previo, para eso se aplica la revisión anual. La costumbre que es casi ley es asumir el porcentaje de incremento al SM, como referencia para el ajuste salarial en general, incluso para las negociaciones contractuales. Le llaman “efecto faro”. Por eso es crucial determinar con claridad el “porcentaje de referencia”. La propuesta desde Acción Ciudadana Frente a la Pobreza es 10%. Ajustar un punto y décimas por encima de la inflación.
Además del porcentaje y únicamente para el SM, se añade un monto de recuperación, en pesos, no en porcentaje. Proponemos 100 pesos más al día. Con estos dos componentes: 10% y 100 pesos diarios, se supera el costo de dos canastas básicas.
La fórmula “porcentaje de referencia” más “monto independiente de recuperación” ha sido la manera responsable, probada y exitosa de recuperar gradualmente el valor del salario mínimo desde fin de 2016.
Conviene por eso no referirse únicamente al porcentaje. El ajuste al SM que Conasami publica en el Diario Oficial tiene dos partes. Un porcentaje que ha sido ligeramente superior a la inflación (proponemos 10% para 2023). Y además un monto independiente de recuperación en pesos. Para 2023 el monto de recuperación del SM debe ser sustantivo (proponemos 100 pesos), para cumplir el compromiso y la meta sexenal.
¿Es posible para las empresas asumir el aumento a los salarios mínimos (SM)?
Sí, porque recuperar el valor de la inflación es lo mínimo razonable. Y porque el impacto del ajuste de 100 pesos únicamente a los SM es marginal en los costos e ingresos de la gran mayoría de las empresas.
Los censos económicos recientes muestran que el total de las remuneraciones del personal operativo —no solo de quienes ganan el SM o algo cerca— representa en promedio únicamente el 5% de los gastos y 3.6% de los ingresos de las empresas, según los Censos Económicos. Hay sectores económicos y ramas donde pesa más, pero nada justifica seguir pagando salarios que producen pobreza. Los salarios bajos, menores a 8,500 pesos al mes, son los que deben subir sustancialmente.
El salario suficiente es económicamente factible ya. Para evitar politización es mejor lograrlo en el SM 2023. Y será mejor si es con el impulso desde la IP, como sucedió la primera vez en 2016. Es su responsabilidad, que sea su logro.
Hay quienes dicen que ahora no es el momento para hablar del SM. De acuerdo, esperemos a que pase el “Halloween”, para que se alejen zombis y fantasmas. Y para principios de diciembre, seamos serios al aprobar el SM 2023. La pobreza no es “dulce o broma”.
Consultor internacional en programas sociales.
@rghermosillo
Fuente: El Universal