SOS por abandono escolar de jóvenes
La pandemia está generando secuelas sociales de mediano y largo plazo, incluso para quienes no se enferman de Covid-19. Una de ellas, afecta a un sector de la población con bajo nivel de contagio y muerte por el virus: niñas, niños, adolescentes y jóvenes.
Inegi informa que al menos 571 mil adolescentes no continuaron en la secundaria al iniciar el ciclo escolar 2020-21 que finalizará en junio. Y peor aún, casi 1 millón de jóvenes no continuaron en la educación media superior (EMS) (Inegi: Ecovid-ED 2020).
Esta tendencia de abandono es estructural. Urgen opciones efectivas. Si bien México alcanzó cobertura universal en la educación primaria e importantes mejoras en el nivel secundaria, subsiste el reto de permanencia y logro educativo en la EMS, que comprende los bachilleratos generales y los técnicos.
El Censo 2020 muestra que, a los 12 y 13 años, la edad normativa de inicio de la secundaria, más del 90% de las y los adolescentes asisten a la escuela. En cambio, a los 15 y 16, que es la edad normativa de inicio de la EMS, baja a 79% y 74% respectivamente. Y para los 19 años, que es la edad de culminación de la EMS y transición a educación superior, solo 43% sigue en la escuela.
La deserción escolar es mucho mayor para jóvenes en pobreza. En el 10% más pobre, solo el 47% de jóvenes de 15 a 19 estaban en la escuela, mientras que en el 10% de mayor ingreso, era el 86%. (INEGI, ENIGH 2016).
Esta situación estructural de abandono masivo en el nivel medio superior (EMS) que surge de y aumenta la desigualdad se agudiza con la pandemia. En un año, 932 mil jóvenes inscritos en EMS en el ciclo 2019-20, ya no lo hicieron en el ciclo 2020. Más de la mitad de los estudiantes de EMS usaron un celular como principal dispositivo para sus actividades escolares a distancia. 87% estaban en una escuela pública. (Inegi: Ecovid-ED 2020)
En un breve periodo de tiempo en la vida de cada persona, entre los 15 y los 19 años, millones de jóvenes dejan la escuela. La juventud es la etapa clave para el desarrollo de la personalidad y de las competencias para la vida y el trabajo. Es la etapa de las transiciones que definen el futuro de cada persona. La primera transición relevante es concluir el ciclo de formación.
El abandono escolar tiene una secuela para toda la vida. Jóvenes sin EMS concluida tienen una probabilidad mayor de estar en trabajos sin seguridad social, sin ingreso suficiente para adquirir la canasta familiar y sin contrato estable. La educación trunca es una causa de pobreza. Y genera otras vulnerabilidades.
Esta situación es evitable. El Estado mexicano tiene un mandato constitucional de cumplimiento de todos los derechos humanos. Las políticas públicas deben servir para corregir las desigualdades que afectan el ejercicio de derechos como la educación.
Pero hasta ahora no hay opciones educativas adecuadas para más de 11 millones de jóvenes sin EMS. México carece de programas de “2ª oportunidad” —como se les conoce a nivel internacional. Hay algunos proyectos exitosos realizados por organizaciones de la sociedad civil que son la referencia (Por ejemplo: youthbuildmexico.org).
Los programas de 2ª oportunidad funcionan bien cuando sí llegan a jóvenes con mayores desventajas, superan el modelo educativo tradicional del aula y las materias, fomentan el desarrollo socioemocional y las habilidades blandas y sobre todo cuando capacitan y vinculan con ofertas de trabajo.
Si algún gobierno estatal asume con seriedad el reto de la juventud sin EMS tendría una excelente opción para hacer la diferencia. Con un modelo efectivo de gran escala se pueden lograr impactos positivos frente a la pobreza, en la competitividad económica y hasta para la seguridad.
Consultor internacional en programas sociales.
@rghermosillo
Fuente: El UNIVERSAL