En estas semanas de pandemia hay aprendizajes en muchos planos que no debemos olvidar: en lo personal, en el estilo de vida, en aspectos políticos, económicos y sociales.
La discusión sobre el salario mínimo en México no considera la evidencia internacional.
Por eso hemos invitado a varios de los expertos más destacados en ese tema. Los autores del estudio más completo, analítico e imparcial sobre los efectos del incremento del salario mínimo en diversos contextos en el mundo, estarán en nuestro país.
El debate en nuestro país debe asumir la experiencia internacional y superar prejuicios y falacias, que no por reiteradas y frecuentes dejan de serlo.
Muchos países desarrollados como Alemania, Gran Bretaña, Estados Unidos, así como Uruguay en nuestra región, han incrementado el salario mínimo con efectos económicos y sociales positivos.
Subir el salario mínimo de manera gradual y adecuada tiene efectos positivos sobre la productividad y la formalidad. Reduce la rotación de personal. Fortalece el mercado interno y contribuye al crecimiento económico.
El salario mínimo es un instrumento de política económica redistributiva con resultados en reducción de la pobreza y mejora del bienestar de trabajadores de bajos ingresos.
Hasta ahora en México no se ha considerado esta evidencia. Se siguen manejando mentiras o riesgos hipotéticos como si del salario mínimo dependiera el equilibrio macroeconómico del país.
Por desconocer la evidencia científica internacional, en México el salario mínimo produce pobreza para personas que trabajan tiempo completo. A diferencia del mundo desarrollado donde caen en pobreza quienes no tienen trabajo o trabajan pocas horas.
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