La metodología de Coneval ha sido aceptada por gobiernos, órganos legislativos y expertos, por estar bien sustentada y por generar resultados comparables de manera transparente. Por eso su prestigio internacional

A Fernando, Agustín y Chele, con reconocimiento

Reducir la pobreza es un objetivo prioritario del gobierno. Es más que una promesa política, es una convicción personal del presidente López Obrador y está en el corazón de su proyecto. Los resultados en la medición que cubrirá los dos primeros años de su gobierno así como la evaluación de diseño de sus nuevos programas está en manos del mismo órgano: el Coneval.

Coneval está en una situación vulnerable. Pese a contar con “autonomía constitucional”, carece de la Ley reglamentaria que el Congreso dejó pendiente desde 2014.

La credibilidad y confiabilidad de Coneval se mantienen porque dependen en buena medida de los consejeros académicos, que forman su órgano directivo. Así lo reconoció el nuevo titular, que fue nombrado en agosto por la Secretaria de Bienestar.

Se ha anunciado la renovación de los consejeros. El pasado 9 de enero se publicó en el Diario Oficial la convocatoria para nombrar a tres nuevos consejeros académicos. Entrarán en sustitución de quienes han participado desde la creación del Coneval: los Dres. Fernando Cortés, Agustín Escobar y Graciela Teruel.

La capacidad técnica y la imparcialidad partidista y política de quienes se integren al Consejo es crucial. Se requieren personas con gran prestigio académico y amplio conocimiento de la materia y sobretodo con criterio independiente, comprometido con el rigor científico y el valor supremo de la comparabilidad y la transparencia.

Hay antecedentes del riesgo. La justificación de cambiar la forma de medir ya la intentó el gobierno de Peña Nieto por diversas vías. La más grave se dio en 2015 cuando el Inegi“mejoró” la forma de captar el ingreso de los hogares más pobres. Si se hubieran usado los datos directos de la Encuesta de Ingresos y Gastos de los Hogares 2015, el resultado habría sido una reducción increíble de 20%, u 11 millones de personas menos ¡en un año!

Aún con los argumentos más válidos, una “mejora” metodológica en la próxima medición, puede dar al traste con la comparabilidad de los datos y generar una medición sin credibilidad.
La metodología de Coneval creada en 2009, ha sido aceptada por gobiernos, órganos legislativos y expertos, por estar bien sustentada y por generar resultados comparables de manera transparente. Por eso cuenta con gran prestigio internacional.

Los resultados han sido asumidos como datos oficiales para la toma de decisiones. Aún a regañadientes los resultados negativos tuvieron que ser asumidos por los gobiernos de Calderón y Peña, así como por los gobernadores de entidades con resultados negativos, cada 2 años.

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