La multiplicación de programas genera dispersión, dispendio y abre espacios a la corrupción y la discrecionalidad. Generalmente está motivada por intereses clientelares y muchas veces se basa en “ocurrencias” buscando el aplauso de un público que carece de elementos para diferenciar entre las intenciones declaradas y los resultados obtenidos.

El CONEVAL contabiliza 6 mil 751 programas y acciones de desarrollo social en su Inventario. La versión anterior identificaba 5 mil 917.  Hay más de 800 nuevos programas en el nuevo recuento dado a conocer en fecha reciente.

Con una mirada ingenua o poco informada se diría que esto puede ser una buena noticia.  De hecho, cada vez que un gobernante o político anuncia un nuevo programa se le aplaude y se le reconoce su “sensibilidad” y “compromiso”.  La “nota periodística” cuando se anuncia un nuevo programa o acción tiende siempre a ser positiva. Pareciera que crear programas es una buena medida para hacer frente a tantos problemas sociales como estamos viviendo.

Sin embargo, esto no es así. La multiplicación de programas genera dispersión, dispendio y abre espacios a la corrupción y la discrecionalidad.  Generalmente está motivada por intereses clientelares y muchas veces se basa en “ocurrencias” buscando el aplauso de un público que carece de elementos para diferenciar entre las intenciones declaradas y los resultados obtenidos.

  • Los gobiernos estatales ejecutan 3 mil 788 programas y acciones sociales (2012).
    • En los gobiernos municipales se han identificado 2 mil 730 programas y acciones (2014-15).
    • En el gobierno federal hay 233 programas y acciones sociales.

Programas estatales sin reglas y que no rinden cuentas

El nivel de opacidad y falta de cumplimiento con los aspectos más básicos de transparencia e institucionalidad de los programas estatales y municipales es muy alto:

  • 7 de cada 10 programas de los gobiernos estatales carecen de un documento normativo.
  • 3 de cada 4 programas de los gobiernos estatales no reportan en la cuenta pública estatal.

Esto significa que son programas con grandes espacios de discrecionalidad y opacidad. También esto abre amplios espacios para la corrupción.

Y por inferencia también se puede afirmar que los programas de los gobiernos estatales tienen con muy baja consistencia técnica en su diseño y en su ejecución.  Dado que la mayoría no cuenta con un documento normativo que establezca con precisión su objetivo, la población a la que va dirigido (destinatarios) y sus indicadores de resultados.

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