Ante la emergencia económica, hay que dar subsidios y créditos con recursos suficientes para el tamaño del problema y no “aspirinas para un cáncer”.
COVID-19 y su impacto han producido dos crisis: sanitaria y económica. Estas crisis impactan a todas las personas, pero en particular a aquellas personas que viven en pobreza.
En días pasados un grupo plural y multidisciplinario de personas expertas en el campo del desarrollo, la superación de la pobreza, la salud pública y las políticas contra la desigualdad pudimos reflexionar y elaborar de manera colaborativa un documento conjunto.
El documento inicia por el diagnóstico sobre el contexto en que se presenta la emergencia, y su intención central es ofrecer propuestas para evitar que se incremente la desigualdad y quienes viven en pobreza resulten más perjudicados por la situación. Se propone que haya apoyos económicos que estén bien dirigidos, sean suficientes y lleguen a quienes más lo necesitan.
Las propuestas se ofrecen para los gobiernos, en especial para el gobierno federal, pero también para empresarios y otros actores de la sociedad, en especial las organizaciones civiles.
Desde Acción Ciudadana Frente a la Pobreza,consideramos que la propuesta central es que el gobierno federal acuerde y asuma el liderazgo de un plan integral de acciones en lo sanitario y en lo económico, tanto para la etapa de emergencia como para la fase de recuperación.
El criterio indispensable es que las medidas sean efectivas, por su escala, por su magnitud y alcance, y por su capacidad de apoyar a quienes realmente lo requieran.
Las acciones generalizadas como posponer pagos de impuestos o suspender pagos de servicios “parejo” resuelven poco y pueden consumir recursos importantes que se requieren para esta emergencia.
Por ejemplo, una cadena farmaceutica difícilmente enfrenta caída de ventas, tampoco los super mercados, en cambio los restaurantes y los hoteles están vacíos. No se les puede tratar igual. Una gran empresa con utilidades superiores en decenas o centenas de millones de pesos tiene más reservas y condiciones de resistencia que pequeñas empresas que salen al día en sus ingresos y egresos.
¿Por qué tendrían que posponer sus pagos al IMSS o a la CFE los primeros? Pero sobretodo, ¿Qué tanto resuelve el problema de los segundos no cubrir cuotas esta bimestre o no pagar la luz, si la caída de ingresos es total y no hay recursos para la nómina?
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