Para enfrentar la pobreza hay que comprender las dos variables mayores en la medición oficial: los bajos ingresos y la falta de seguridad social. Los datos muestran que la mitad de la población carece de ingreso suficiente para adquirir lo más básico para sobrevivir. Y casi 6 de cada 10 personas carecen de afiliación a la seguridad social.

La próxima renovación de poderes plantea viejos desafíos, entre los que destaca la inaplazable superación de la pobreza. Después de 25 años la pobreza ha regresado al mismo nivel de 1992. No hemos sido capaces de desarrollar una estrategia de Estado que mejore el bienestar de la mayoría.

En la administración que está por concluir, los esfuerzos estuvieron encaminados a reducir la pobreza en las cifras oficiales. José Antonio Meade orquestó desde la Secretaría de Desarrollo Social una estrategia para incidir en las respuestas que los destinatarios de los programas sociales dan a las encuestas que el INEGI levanta como insumo para la medición de la pobreza.

  • Una intensa campaña de propaganda gubernamental incitaba a los pobres del país a responder: como “sano, suficiente, y variado” para encubrir la carencia en materia alimentaria.
    • Millones de ejemplares de la Cartilla Social, donde se contabilizaron los recursos recibidos por cada familia, fueron distribuidas entre los derechohabientes de programas como Prospera antes de que por sus hogares pasaran los encuestadores del INEGI.

    La intención era aumentar en las respuestas el monto del ingreso familiar y reducir en las estadísticas las cifras de la pobreza por ingreso. Aún así el resultado fue negativo, las reducciones fueron nimias y 62 millones de mexicanos carecen de ingresos suficientes para adquirir una canasta básica.

El operativo fue analizado y documentado por Acción Ciudadana Frente a la Pobreza, a través del Observatorio Ciudadano de Puntos Centinela, como se muestra aquí y aquí.

La curva de la evolución de la pobreza en México se parece a una montaña rusa, sube, baja y vuelve a subir. Cada gobierno puede ver sus resultados en ese espejo. Casi el mismo porcentaje que en 1992 y casi 16 millones de personas más sin ingreso suficiente.

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Nuevo gobierno, viejos desafíos