La política social de México tiene los siguientes puntos de partida: estancados en el combate a la pobreza; enfocada a carencias, pero no a derechos; estrategias ambiciosas en el papel sin resultados; intentos fallidos de coordinación, e inercias administrativas que contrarrestan decisiones políticas.
La desarticulación de los múltiples programas sociales que conviven en el país, su alcance insuficiente para garantizar derechos, la ausencia de estrategias efectivas de coordinación entre órdenes de gobierno e instituciones, así como la falta de una agenda de combate efectivo a la desigualdad son algunas características de la política social del gobierno actual que la hacen poco efectiva para mejorar las condiciones de vida de los 53. 4 millones de personas en pobreza que hay en México.
Estas son las conclusiones del estudio “Hacía una política social integral”, en una reciente publicación del CIDE que resume los resultados del proyecto de investigación del Laboratorio Nacional de Políticas Públicas que se ejecuta con el apoyo de Acción Ciudadana Frente a la Pobreza y de otras instituciones.
Estas conclusiones y el conjunto del estudio confirman, resumen y amplían hallazgos que desde hace muchos años han presentado diversas organizaciones civiles, estudios académicos e informes de CONEVAL.
En especial, GESOC a través del Índice de Desempeño de Programas Públicos Federales (INDEP) ha documentado desde hace 10 años la persistencia de programas opacos, con resultados deficientes y con bajísima cobertura. Señalando las graves deficiencias del proceso de programación y presupuesto que afectan gravemente la política social del país y generando deficiencias estructurales para lograr resultados signficativos para reducir la pobreza o para garantizar el ejercicio de derechos sociales.
El más reciente análisis del INDEP 2017, elaborado por GESOC, muestra cómo durante este gobierno se ha incrementado el número y sobretodo el monto destinado a los programas más deficientes. De 2013 a 2017 incluso superaron en recursos lo destinado a los programas con menores deficiencias. En ese periodo, se triplicaron los recursos destinados a los programas con el peor desempeño, para llegar a más de medio billón de pesos en recursos: 528 mil millones de pesos (Ver figura 1)
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