Para el proceso electoral 2018, los habitantes de Ayutla de los Libres, Guerrero consiguieron el derecho a elegir a sus autoridades a de acuerdo con sus usos y costumbres. Renunciaron a la representación de partidos políticos demandando paridad de género y respeto a sus derechos.
Sin las luces del amanecer, mujeres y hombres en huaraches y faldas coloreadas bajan de la montaña. Figuras fantasmales recorren veredas por donde parece que no camina el tiempo. Son habitantes de la mixteca guerrerense que hablan las palabras de la lluvia. En su descenso se van a cruzar con otras mujeres y otros hombres que aún se conocen como los pintados de la cara.
Todos se dirigen a una cancha de basquetbol ubicada en la cabecera del pueblo. No llevan uniformes deportivos, tampoco serán espectadores de un juego de pelota. Son los indígenas Ñuu Savi –gente de la lluvia– y Me’Phaa –caras pintadas– que viven en la región de La Montaña de Guerrero y van a una asamblea donde elegirán a sus autoridades municipales junto con los mestizos de Ayutla de los Libres.
Han pasado ocho días de las elecciones más concurridas de la historia de México. Ellos, los libres de Ayutla, decidieron no participar. Durante muchos años, sobre todo en los últimos cuatro, han luchado por recuperar el derecho a escoger a sus autoridades en asamblea, por voto directo, a mano alzada, de acuerdo con sus usos y costumbres.
Se han enfrentado a los poderosos de la ciudad, a los dirigentes de los partidos políticos, a los cabecillas de las organizaciones que negocian con las drogas, a las autoridades locales, estatales y hasta con jueces federales. Hoy le ganaron a todos y se van a dar su propio gobierno elegido bajo sus propios métodos, los que aprendieron de sus ancestros enterrados ahí hace varios siglos.
Hace siglos que la pobreza parece estar reservada para ellos que tienen ingresos que no alcanzan ni para poner bien la mesa, sus hijos no tienen escuelas y en los centros de salud les niegan los servicios o los ven con malos ojos. No lo saben pero su pueblo aparece entre los 20 municipios más pobres del país.
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