México cuenta con un diagnóstico preciso y detallado sobre la pobreza y la desigualdad, pero el tratamiento se pospone indefinidamente o peor aún, se “recetan” tratamientos inadecuados. Los políticos y funcionarios cuentan con datos duros suficientes, con evaluaciones y estudios de organismos oficiales, con análisis especializados de organismos internacionales, académicos y centros de investigación independientes que no se toman en cuenta.
Sucede con demasiada frecuencia en los servicios de salud pública –el IMSS, el ISSSTE y el “Seguro Popular”- que los pacientes cuentan con un diagnóstico de su enfermedad, pero el tratamiento para curarse se pospone. “Venga después porque no sirve el aparato”, “porque tenemos llenos los quirófanos”, “porque está saturado el servicio y no hay personal”. Algo muy similar le sucede al país respecto a las acciones efectivas frente a la pobreza y la desigualdad.
México cuenta con un diagnóstico preciso y detallado sobre la pobreza y la desigualdad, pero el tratamiento se pospone indefinidamente o peor aún, se “recetan” tratamientos inadecuados. Los políticos y funcionarios cuentan con datos duros suficientes, con evaluaciones y estudios de organismos oficiales, con análisis especializados de organismos internacionales, académicos y centros de investigación independientes que no se toman en cuenta. Es como tener pocas flechas y lanzarlas fuera del blanco.
Para enfrentar ambas situaciones, que de hecho están muy relacionadas, surge la Acción Ciudadana Frente a la Pobreza. Es una iniciativa de más de 50 organizaciones de la sociedad civil que llevan décadas trabajando de manera directa, en la base, frente a la pobreza y la desigualdad con un enfoque de mediano y largo plazo que también propone acciones inmediatas y urgentes.
Dos de las primeras exigencias de @Frenteapobreza son #Usemoslaevidencia y #Bastadeocurrencias en la toma de decisiones de política pública. La oportunidad es clara: se ha anunciado que el presupuesto 2016 será un presupuesto “base cero” que romperá la inercia y que recortará el gasto en aquellos programas que no funcionan. Esta es una oportunidad y también un gran riesgo.